domingo, 16 de septiembre de 2012

SEATY




--¿Te ha sucedido alguna vez ver una ciudad que se parezca a ésta? --preguntaba
Kublai a Marco Polo asomando la mano ensortijada fuera del baldaquino de seda del
bucentauro imperial, para señalar los puentes que se arquean sobre los canales, los palacios
principescos cuyos umbrales de mármol se sumergen en el agua, el ir venir de los botes
livianos que dan vueltas en zigzag impulsados por largos remos, las gabarras que descargan
cestas de hortalizas en las plazas de los mercados, los balcones, las azoteas, las cúpulas, los
campanarios, los jardines de las islas que verdean en el gris de la laguna.
El emperador, acompañando por su dignatario extranjero, visitaba Quinsai, antigua
capital de depuestas dinastías, última perla engastada en la corona del Gran Kan.
--No, sir --respondió Marco--, nunca hubiese imaginado que pudiera existir una
ciudad semejante ésta.


Monument Tunel_Italo Calvino. Las ciudades invisibles