domingo, 29 de abril de 2012

Inesperada fortuna

















La expedición de exploradores se dispone a emprender un largo viaje, una aventura alrededor del mundo en busca del tesoro. La ruta es indefinida y las provisiones son las existentes, ni más ni menos. Cada uno aporta lo adquirido antes de la partida. Algunos dátiles y pasas, para que el viaje sea dulce, y la dosis de agua necesaria para poder sobrevivir.

En la mano, el mapa en blanco. 
Tendrá que ser dibujado a lo largo del camino, para que podamos acordarnos de como volver, en caso de confusión o pérdida.
La expectación es máxima, le meta prometedora,... un sueño dorado, una gran fortuna...¡como encontrarse una naranja dentro de otra naranja!.

La expedición se coloca los equipos.

La ropa, en colores ocres y amarillos me hace recordar a África. Y aunque nunca haya estado allí, puedo sentir su olor a tierra y hierba seca,...a elefante cansado. El grosor de los cordones de las rudas botas, hablan de la dureza de la ruta. Sin embargo, para el explorador, es el peso de su sueño, algo tan sútil como el celofán de los bombones de la lata.

Una vez en la plataforma de salida, no hay marcha atrás, la decisión está tomada. Empieza la aventura.
El sonido ensordecedor del helicóptero los deja mudos, y sin mirarse, ella le coje a él fuertemente la mano.
El paso es firme y confiado, sin titubeos.

La suerte, ha sido echada.
La fortuna, encontrada.
Ya no hay prisa...

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